lunes, 20 de enero de 2014

5ta Exposición BVAC! Septiembre - Octubre 2013


artistas: Nela Ochoa - Christian Vinck - Jorge Briceño - America Mejia - Luis Mata - Janneth Millan - Gheyber Gutierrez

Curador: Luis Mata

Había una larga playa blanca con un bosque de cocoteros al fondo. El arrecife cruzaba la entrada del puerto y el fuerte viento del este hacia que el mar rompiese sobre él, de modo que era muy fácil divisar la entrada. No había nadie en la playa y la arena era tan blanca que los ojos le dolían al mirarla. E.Hemingway. Islas a la Deriva

Especular el Caribe en el instante actual es  pensarlo y entenderlo a modo de sitio no específico. Donde las circunstancias de viaje que  impusieron  todas las culturas marítimas; se adhieren a las condiciones  históricas, sociales y culturales que no son propias de la región. Sino que van siendo arrojadas y  acumuladas por el fluir de las mareas sobre las orillas del inconsciente colectivo[1]  del gentío que a lo largo de los años les recicla y apropia. En este sentido de travesía, el siguiente  laboratorio curatorial invoca  a  trazar la ruta  de un breve y complejo viaje a través del  arte contemporáneo venezolano. Trayendo en calidad de tripulación por su naturaleza y lenguaje local; una selección de artistas nativos y coetáneos de diferentes regiones y tiempos de la geografía nacional. Quienes derivan desde lo histórico hasta lo más íntimo,  balanceándose entre las reflexiones estéticas y antropológicas que  actualmente pretenden fraguar la sensible  latitud humana que  integra nuestra suerte caribeña.

América Mejía (1990) apuntala con hilo y aguja las líneas del paisaje con referencias  abstracto- espaciales fragmentadas que no se asientan en tierra firme sino en la nada.  Siguiendo la  pista filosófica del vacío y su implicación como influencia  proveniente de las culturas orientales pero con la particularidad del imaginario propio de Caribe y sus costas.

 Janneth Millán (1985) utiliza los instantes fotográficos para evocar la estructura compositiva de la memoria   a través  de los objetos de antaño, acentuados por la ausencia del color y el ritmo básico que sugieren las figuras geométricas.

Jorge Briceño (1965) investiga la yuxtaposición de los lenguajes gráficos actuales con los vestigios simbólicos de las civilizaciones coloniales que han dejado huella en el tiempo. Desatando  atmosferas de color cargadas de altos contrastes que varían entre lo sombrío y el destello luminoso para develar las impresiones de una realidad fantasmagórica.

Christian Vinck (1978) de la serie A. Armitano nos remite al registro iconográfico del libro “Juan Lovera y su tiempo” un gesto de pintura negra y lóbrega pero sin duda una historia tropical sobre el primer pintor venezolano, el gran retratista y mítico cronista amorfo.

Nela Ochoa (1953) asocia y codifica el gen FOXPII (el gen FOXPII está relacionado al habla) con la imagen de la Cotorra Margariteña (amazonas barbadiensis).  Planteando una reflexión  sobre la fragilidad de la estructura genética precursora de  la comunicación con relación a la capacidad de interlocución y vocalización de las cotorras. Actualmente a pesar de ser el ave regional, son una especie en peligro de extinción.

Luis Mata (1990) conceptualiza la recolección de elementos naturales provenientes del entorno inmediato como un acto de purificación y elevación estética de la materia. Dejando entrever el ritmo sintetizado de las relaciones humanas en vinculación directa con la geomorfología insular.

Gheyber Gutierrez (1984)  arroja la mancha ocre sobre  un pequeño fragmento de un pueblo que reacciona ante el espectador como signo de inconformidad

 TROPICARIBE  es la locomoción de elementos folklóricos añejos y dialécticamente contemporáneos que transitan y reflexionan,  climatizando las cuestiones que plantea el contexto donde se encuentran. Descubriendo los rasgos del territorio con enigmáticos matices tropicalmente oscuros y cardinales para el análisis y  elucubración de la fenomenología cultural caribeña.





[1]  C. G. Jung. Los arquetipos y lo inconsciente colectivo. El concepto de inconsciente colectivo.



boceto previo al montaje


dibujos con hilo de America Mejia


"Juan Lovera y su tiempo"serie Armitano.  Christian Vinck

escultura "poetica del horizonte" de Luis Mata




fotografias de Janneth Millan


"FOXP2" de Nela Ochoa

Graficas de Jorge Briceño


                                                     intervención de Gheyber Gutierrez


domingo, 19 de enero de 2014

4ta Exposición BVAC! Agosto 2013

                                                                          

Artista: Leopoldo Plaz . (Caracas, 1985) vive y trabaja en isla Margarita

Curador: Luis Mata.

Texto: Frederick Pimentel



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En el caso de Leopoldo Plaz, los porqués de su encuentro con sus materiales se comenzaron a evidenciar apenas se topó con ellos. Gasolina + anime ha sido una mezcla que aglutina formas infinitas tal como lo son las palabras y sus combinaciones. Sin buscar calificativos, pero sí buscando las letras que se esconden tras las formas sorpresivas del plástico que se ordenan para definirse, él trata en la manufactura de condicionar la frase que se avecina, y a veces la materialidad en sí decide qué camino tomar y componerse. Plaz no lucha sino que se deja llevar a ver hasta donde la poesía quiere conducirnos con sus movimientos… Se da el lento y silencioso diálogo entre el hacedor y la cosa. Como resultado obtenemos el triunfo donde todos somos galardonados con esta nueva formación poética que nos presenta.
Mirando estas formaciones el tiempo no pasa, pero si pasó… ¿seguirá? Leopoldo Plaz es –literalmente– el poeta que encontró una nueva forma de escribir con este juego entre lo material, el tiempo y la naturaleza, (que le extrae a esta especie de plástico que se expone como artificio y nos guía por caminos orgánicos y fluidos legibles) burbujas congeladas por el calor margariteño.
 Por el momento disfrutemos de esta invitación a mirar por microventanas donde se nos está dando la oportunidad de ver, intuir, imaginar y jugar con o sin referentes. El viaje igual vale la pena
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Ayer, arriba, verde, gota, horas, amarillo... Acá todo puede cambiar sin dejar de ser lo que es.  
Ya el material convertido en cosa pasa a unos diferentes planos. ¿Cómo es consumida la forma cuando la realidad se intenta alterar, aunque después todo parece estar de acuerdo con la norma?
Ver y relacionar parece un ejercicio inconciente e inevitable. Se observa algo y de una vez el cerebro ya tiene más de una referencia, pero después de ver la espuma de la playa o la torreja, el cráneo de algún animal… Es decir, satisfecha la mente por lo reconocido, se da el recomienzo y la forma empieza a relevar a lo que parece para entonces producir sensaciones. En primera instancia, se puede observar como que alguien estuvo jugando con la gravedad y en pleno juego se detuvo el tiempo para perpetuar la tensión de la gota y de un color que nunca cederá ante otra cosa que no sea la imaginación.

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Ya que hablamos de referentes, mencionemos ahora  por ejemplo la mancha espacial; el estallido del turquesa que en otra oportunidad chorreó; un horizontal amarillo que toma posición en la escena; la espuma marina que quedó capturada como una fotografía tángible, trasladándonos al mar con su color de agua que cambia al llegar a nuestros pies que se mojan en la orilla arenosa y lo disfrutamos porque el sol excéntrico nos ilumina este episodio derivado de la conjugación de las formas-manchas ofrecidas de manera espontánea y silenciosa. De pronto, estructuras casi óseas que nos remiten a una naturaleza dos veces plástica, hablan de una interioridad, la cual no está revelada del todo, pero se nos propinan las pistas necesarias para que la imaginación indague y cree formas, como crean formas los aires atrapados en estos volúmenes conformados de vacíos, y así seguir sin detenerse hasta poder visualizar como podría ser una burbuja cuando explota. La poesía es inevitable.

         
el artista Leopoldo Plaz en su primera exposición individual.

  




  




                         
                                     




                                Luis, Cesar, Leo y Jorge brindando por el arte contemporáneo en la isla


                                                   Corina Perez Plaza y su madre Elena Plaza


                                           Leopoldo Cardozo, Veronica Medina y Leopoldo Plaz